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De emprendedor a empresario y de empresario a emprendedor.

Tal parece que en todo el mundo arrancar empresas está de moda y que ser “emprendedor” es lo de hoy. Pudiéramos erróneamente pensar que antes de esta fiebre de startups no exi...

Tal parece que en todo el mundo arrancar empresas está de moda y que ser “emprendedor” es lo de hoy. Pudiéramos erróneamente pensar que antes de esta fiebre de startups no existían los emprendedores como tales, pero lo cierto es que desde tiempos inmemoriales siempre han existido aquellos que por alguna razón y en algún momento, decidieron correr el riesgo de intercambiar bienes de diferente valía con otras personas, buscando sacar un provecho o beneficio.

Emprendedor es aquel que independientemente de sus recursos, se compromete a resolver una insatisfacción y lleva a cabo las acciones necesarias para hacerlo, dando de inicio su palabra en garantía aún sin estar seguro de poder lograrlo. Después de un tiempo, si fue capaz de alcanzar su objetivo, con esfuerzo y perseverancia, habrá transformado su iniciativa en una empresa. Su convicción y optimismo resultan de una serie de creencias, valores y comportamientos congruentes: creer, confiar, hacer y lograr.

Conforme el emprendedor va gestionando sus recursos, ganando confianza en las propias capacidades, estableciendo sistemas y procesos para cumplir con las expectativas creadas para los clientes y que suponen el éxito de una visión futura, se va convirtiendo en empresario. Y aunque finalmente se alcance la meta, ella será efímera.

Toda empresa, a lo largo de su ciclo de vida, jamás deja de enfrentar riesgos y un futuro incierto. El ya empresario no puede dejar de ser emprendedor, porque no se trata solamente administrar bien un negocio estable y exitoso, es también entender que las personas cambian sus gustos y eventualmente desearán nuevos bienes valiosos que les proporcionen mayor utilidad. Y esperarán que alguien se los proporcione, sea la misma empresa en la que confían o buscarán a otra que esté dispuesta a hacer lo necesario para brindárselos.

Sin duda alguna, uno de los retos que enfrentan la mayoría de los empresarios es cómo poder equilibrar la administración cotidiana de la empresa sin perder a los clientes actuales, y a la vez atender la exigencia de nuevos productos, de nuevas ventajas competitivas y una rápida capacidad de respuesta. ¿Cómo ser más competitivo? ¿Cómo evitar el fracaso?

Considero que para tener una mayor probabilidad de supervivencia empresarial, que primero el empresario debe reconocer que el futuro es incontrolable, que los fracasos suceden, y que tiene a la vez, ciertas limitaciones y recursos. Segundo, que las oportunidades solamente las aprovechan quienes tienen el conocimiento y los contactos. No sólo es saber qué, cómo y el porqué hacer algo, sino también, quién o quienes pueden ayudar o impedir hacerlo. ¿Qué tanto nos preocupamos por seguir aprendiendo de los clientes y entender sus miedos, deseos, alegrías y frustraciones? ¿Por conocer a los competidores y a los posibles aliados? ¿Por imaginar cómo las nuevas tecnologías pueden cambiar la manera en que hoy hacemos las cosas? ¿Qué tanto estamos dispuestos a “resetear” nuestro propio disco duro, abandonar nuestra arrogancia y pensar en nuevas posibilidades?

Es necesario como empresarios, romper paradigmas que nos impiden re-emprender. Debemos destinar parte de nuestro tiempo a nutrir nuestro espíritu inquisitivo, a aprender cosas nuevas y practicar nuestra creatividad. Si no nos planteamos nuevos modelos y propuestas de valor, tarde o temprano las exigencias del mercado nos alcanzarán y puede que sea demasiado tarde. Entonces, como una tercera consideración, el empresario debe crear espacios para encausar distintas formas de pensar y resolver problemas sin prejuzgar, confiando en los demás, delegando, empoderando, priorizando y haciendo partícipe a todo su equipo. Si lo que realmente se busca es que la empresa sea competitiva en el contexto actual, debemos empezar por hacer cosas que antes no hubiésemos hecho. No podemos esperar resultados diferentes haciendo lo mismo de siempre. Es necesario transformarnos en empresarios-emprendedores.

Dr. Ricardo D. Álvarez Rodríguez
Catedrático, consultor e investigador en temas de Emprendimiento, Innovación, Comercialización y Gestión del Cambio. Profesor e investigador en
CETYS Graduate School of Business – Escuela de Posgrado en Administración CETYS Universidad
Tijuana, Baja California, México

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